lunes, 23 de febrero de 2015

Quiero estar con ella


No ahora, no es un deseo de este instante y no es que le eche de menos; más bien es un constante.
Quiero estar con ella.


Sé que necesito más fuerzas para levantarme, para poder hacer, que a veces me cuesta descansar y que el cansancio crece a medida que pasan los días; sé que la voluntad que necesito para hacer algo llega a ser el triple de la que podría necesitar de normal, sin ella, pero igualmente quiero estar a su lado.

Sé que sin ella puedo organizarme, levantarme pronto, alimentarme bien y funcionar en el mundo; con más o menos esfuerzo, pero puedo. Pero también sé que sin ella no tendría dónde apoyarme, que sin ella soy solo un actor intentando encajar en un papel que no le cuadra, un robot que debe cumplir su función; que ella me muestra un mundo distinto, me ayuda, me escucha, me habla, me saca de mis casillas y después me devuelve a ellas, me exige mimos, aunque luego a veces me mima, y me da chocolate.
Me hace bien.




Y parece ser que yo también a elle.

lunes, 28 de julio de 2014

Siento que llego a rozar la felicidad con la punta de los dedos



Ha sido un día largo, intenso; y tal vez la felicidad consista en ello.

Tal vez sea levantarte a las siete de la mañana para limpiar la cocina, leer un rato, descansar un poco y sacar a los perros. Volver, esencialmente para limpiar una habitación tras otra, o tres veces la misma hasta que quede lo suficientemente limpia, hasta que el agua deje de salir negra.
Tal vez sea barrer durante horas, arreglar el jardín, todo acompañado de buena música.
Cocinar y comer, para tener que limpiar la cocina. Y barrer un patio exterior que, al sol de un caluroso día de verano, parece tornarse en infinito. Quitar hojas mientras las hormigas suben por tus manos, encontrarte con tener arañas en los brazos; notar polvo en ojos, garganta, y no dejar de estornudar por ello. Notar que tienes tierra ya hasta en el alma, y que llegue a picarte hasta tu existencia.
Y cuando ya está empezando a caer el sol y al fin puedes darte un descanso, te metes en la ducha.

Puedes sentir como el agua caliente va quemando la suciedad y arrancándola de ti. Convertir el enjabonarse en un ritual para masajear tus brazos, pies y piernas. Cómo el agua fría recorre tu cuerpo y te activa y despierta.

Secarte a conciencia y ponerte ropa limpia. Peinarte y perfumarte.

Y, entonces, salir al jardín ya oscurecido por la nocturnidad, ahora presente. Sentir el frescor de una noche de verano rodeando tu limpieza. Aspirar tu perfume, conjuntado con el aroma del ambiente.
Acercarte a los lugares ahora limpios, y admirar el trabajo bien hecho.

Me duelen los músculos, tengo cansancio ya hasta en el pelo. Solo quiero abrazar la cama y que un frío edredón me arrope mientras me adentro en el mundo de ‘Canción de Hielo y Fuego’.

Pero tal vez la felicidad consista en esto.

lunes, 21 de julio de 2014

Cuando brote el manzano...


Y luego llegas a preguntarte si realmente quieres que brote; si estás dispuesto a seguir regando, a seguir plantando semillas tras tantos intentos.
Que, tal vez, simplemente, sería mejor sacar la maceta al jardín, que le de el sol y que el aire traiga nuevas semillas.
Que tal vez debe dejarse estar y quizá en el futuro, y en alguna otra maceta, crezca algún otro manzano.

Pero eso ya será otra historia.
Un nuevo árbol.


domingo, 29 de junio de 2014

Lobo solitario


Le dijiste que cuando llegó lo hizo tarde, pero piénsalo ¿habría cambiado tu idea del amor si hubiera llegado antes?
No, ella no llegó tarde, llegó exactamente cuando tuvo que llegar.
Llegó en el preciso momento para hacerte dejar de pensar, tras un simple beso, que el amor es una mierda.

Le dijiste tantas cosas, tantas cosas, que nunca llegaste a demostrar con actos, que la dejaste sin saber qué creer.
Pero lo vuestro ya estaba condenado a fracasar desde el principio, por eso ella sufría: porque, en lo más profundo de su ser -en aquél hueco en el que ocultaba todas aquellas cosas a las que no tenía el valor de enfrentarse-, sabía que no era vuestro momento.

Siempre os vio como a dos personas, cada una por su lado, intentando ser uno en momentos contrarios al otro, y asustándose el uno cuando el otro tenía una certeza.
Te vio como a alguien en el pasado, mientras ella vivía en el presente. Y luego se vio como a alguien en el pasado, mientras tu vivías en el presente.
Lo diste por perdido y sufriste cuando ella lo vio bien, y ella se desgañitó luchando por algo que tú ya habías dejado caer.

¿Sabe alguien si algún día tendréis vuestro momento? Vivíais en tiempos diferentes ¡Era imposible!
Tal vez algún día coincidáis en tiempo y lugar, y en situación y percepción. Y entonces ahí, tal vez ahí y no antes, podáis volver a conoceros.


Pero no te equivoques, cuando ella dijo que estaría sola el resto de su vida no lo dijo con dolor...
Lo dijo con la certeza de quien cree que no es capaz de ser feliz junto a otro, con la certeza de quien cree que no existe alguien que pueda acompañarle.
Lo dijo porque se considera como alguien que llega a la vida de la gente para demostrarles que aún existe amor; y que, cuando lo hace, cuando acaba su tarea, tiene que irse. Y eso le duele. Se implica demasiado y eso la destruye.
Esta vez acabó con ella.
Ahora tendrá que aprender a demostrar que el amor existe, sin ser ella quien lo de. Sin darlo de ese modo.

Dijo que estaría sola porque se considera un lobo solitario, porque no se ve capaz de amar sin olvidarse de una parte de su ser. Y no está dispuesta a olvidarse de ella otra vez.


viernes, 27 de junio de 2014

El amor está de luto


Ella ha muerto. Se podría decir que es él quien la ha matado.
Por eso el amor está de luto.

Pero ella quería morir; ella se lo pidió.
Se podría decir que, en cierto modo, él accedió a su ruego.
Después de todo la mató.

Y así terminó todo...


Sus recuerdos aún flotan en el aire; permanecen en el ambiente, y es mi tarea vagar por el pasado buscándolos, recogiéndolos, para enterrarlos con ella.
Es mi tarea deshacerme de todo lo que, ahora que ella no está, tan solo ocupa espacio. Sé que lo quería así.


Es curioso cómo la gente sigue hablando como si ella estuviera viva aún. Y a mí me toca cargar con el peso de lo que fue su vida.
Tuvo un año horrible. Tras un cúmulo de sucesos, cuyos resquicios se fueron agolpando, llegó la avalancha contra la que se vio incapaz de enfrentarse.
Fue el peor año de su vida.
Y el último.

Ella ha muerto. Él la mató


Cuando le conozca, le daré las gracias.
Ella lo querría así.

domingo, 22 de junio de 2014

¿Cuándo muere el amor?


No creo que el amor muera.
O nunca existió o se transformó, pero no muere.
Lo que sucede es que las personas cambian, y si volvieras a ser quien eras en el momento en que amabas a alguien, y quien amabas siguiera siendo así, el sentimiento sería el mismo. Pero la gente cambia.

No es que se deje de querer a una persona si no que, o bien tú, o la otra persona, o las dos, habéis cambiado. Entonces ya no existe esa persona que quería, o esa persona a la cual querías, o ninguna de las dos.

A veces se cree que se quiere a alguien, pero en verdad no se le conoce, y cuando le conoces puede llegar un choque: quieres a la persona que conociste, pero no conoces a la persona que es. Entonces, en parte, quieres a una persona que no existe; y ya no sabes si quieres, o si no, porque quedan resquicios de querer a 'esa persona', mientras que te debates por no saber qué sientes hacia la persona que no conoces.




No podría decir 'ya no te quiero', porque quien soy yo no te quiso antes.
No me conoces; en verdad, ni yo te conozco a ti.
Quien soy yo podría decir que algo de mi 'yo' pasado recuerda la parte buena de tu 'yo' pasado, y aún la quiere; del mismo modo que quien soy yo podría decir que algo de mi 'yo' pasado recuerda la parte mala de tu 'yo' pasado, y recuerda que le hizo daño, y que tal vez sería mejor alejarse.

Y mi yo presente oscila entre la discusión de 'si sí o si no', y el hecho de que soy alguien distinto; de que ni te conozco ni me conoces y que, estando como estoy, estando bien, tal vez ni merezca la pena intentarlo.